Conclusiones Jornada #PastillasLasJustas

Jueves, 05 Marzo 2015 13:28

El pasado viernes tuvo lugar en Madrid la Jornada de difusión de la iniciativa Pastillas Las Justas.

He aquí las conclusiones de los ponentes.

  • Conclusiones del Dr. Juan José Rodríguez Sendín, Presidente de la OMC:

El uso inadecuado de medicamentos, la medicalización de la vida y la promoción de enfermedades son partes del mismo y grave problema de salud, con raíces sociales y sanitarias profundas y complejas que en el 2008 originaron en la UE mas de 39 muertes por cien mil habitantes/año.

Hay alternativas centradas en cuatro pilares: prescripción, dispensación y consumo justificados, prudentes y por el tiempo necesario, de medicamentos identificados singularmente para conocer procedencia país y fabricante, vendedor/distribuidor de cada envase que se dispensa.

  • Conclusiones del Dr. Serafín Romero, vicepresidente de la OMC:

La profesión medica sigue manteniendo una presencia social muy importante que se ha acrecentado a pesar de nosotros mismos.

En palabras de Helios Pardell "la medicalización de la vida ha hecho que el médico, y por tanto la profesión médica, se convierta en árbitro y juez de conflictos sociales en una sociedad en la que otras fuentes de consenso moral han desaparecido".

Desde la OMC hemos planteado como estrategia  ante esta demanda social ilimitada, que entiende la medicina como un bien de consumo y que encamina sus objetivos a la busqueda de soluciones a cualquier precio, lo que denominamos "regenerar la medicina a contracorriente" que consiste en la aplicación en nuestra practica de un nuevo Codigo de Deontologia renovado, impulsando los valores y compromisos del profesionalismo médico y apostando por un credencialismo garantista ante el ciudadano. 

“No importa lo efectivo y seguro que sea un producto intrínsecamente, sólo puede cumplir su función si es utilizado correctamente”, según la OMS.

La principal tarea profesional del farmacéutico es garantizar el uso seguro, efectivo y eficiente de los medicamentos, labor que compartimos con médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud, con las administraciones sanitarias y con los propios pacientes, quienes deben participar activamente en el autocuidado de su salud.

La seguridad y efectividad de los medicamentos no dependen sólo de su calidad de fabricación, ni de los profesionales y autoridades sanitarias, sino que dependen fundamentalmente del uso que haga de los mismos el propio paciente.

Un paciente que no haya entendido la información recibida sobre sus medicamentos es candidato a un incumplimiento involuntario de su terapia farmacológica; por eso los farmacéuticos debemos asegurarnos que el paciente ha comprendido la información y utiliza los medicamentos correctamente, buscando la máxima eficacia del tratamiento y evitar la aparición de problemas relacionados con los medicamentos.

i-botika es un sitio web impulsado por el Departamento de Salud del Gobierno Vasco. En él, se puede acceder a información clara, sencilla, independiente, útil y rigurosa sobre medicamentos que ha sido elaborada y recopilada por un grupo de trabajo multidisciplinar formado por profesionales sanitarios, un periodista y una paciente.

En i-botika se puede encontrar información ya existente en internet, revisada y considerada de calidad; fichas y videos de elaboración propia y un diccionario de términos sobre los medicamentos. 

i-botika está disponible en www.osakidetza.euskadi.eus/ibotika/

 "La ciencia es verdadera en sus datos verificados y verificables pero no lo son las teorías científicas que alumbra, es decir, las consecuencias o las visiones del mundo que se extraen de esos datos verificados. Fragmentación, disyunción, inmediatez y anomización son parte de una visión del mundo que también se ha denominado “dataísmo” y que pretende superar toda ideología pero que es en sí mismo una ideología. La investigación con medicamentos ha transformado la medicina para bien en muchos aspectos, es indudable, pero lleva en sí misma un principio simplificador que aleja la medicina de la realidad compleja de la dolencia y el sufrimiento, de sus verdaderos fines. El ensayo clínico se ha transformado en una meta-técnica generadora de subproductos que tienden a convertirse en el producto principal y establecen una visión del mundo de la clínica cada vez menos relevante para los pacientes. El conocimiento avanza en el plano empírico por el aumento de las verdades y en el plano teórico, si no por la eliminación de las teorías erróneas, sí por la complejización de las mismas en un proceso de integración y activación estratégica. No se trata de rechazar los avances que la cuantificación y la tecnología del ensayo clínico han traído a la medicina y volver al oscurantismo del pensamiento especulativo sino de ser conscientes de la conflictividad existente. Los progresos del conocimiento no pueden ser identificados con la eliminación de la ignorancia. Van unidos inevitablemente a un progreso de la ignorancia. Dicho de otro modo, conocer es negociar, trabajar, discutir, pelearse con lo desconocido, encontrar criterios de significación; se reconstituye sin cesar, pues toda solución a un problema produce una nueva pregunta. En una sociedad que ya no se apoya en tradiciones indiscutibles, los criterios de significación no serán unívocos. “El conocimiento más que un medio para saber es un instrumento para convivir. Su función más importante no consiste en reflejar una supuesta realidad objetiva, adecuando nuestras percepciones a una realidad exterior, sino en convertirse en el dispositivo más poderoso a la hora de configurar un espacio democrático de vida común entre los seres humanos” (Innerarity, La democracia del conocimiento, Paidós, Barcelona, 2011, pag 10)  

La combinación de “más edad = más pastillas” no acaba siempre en “más salud”. De hecho, cuanto más se llena de medicamentos el pastillero más común es que aparezcan, involuntariamente, errores, efectos adversos y contradicciones, a veces de consecuencias serias.
Desde hace unos años está aumentando la preocupación entre los profesionales sanitarios por contribuir a resolver estos problemas, tratando finalmente de reducir la posibilidad de que se comentan errores o aparezcan daños. A todo este proceso de “repensar” las prescripciones de fármacos, deshaciendo los entuertos que provocan y resolviendo sus contradicciones, se conoce como “deprescripción”.

La definición de conocimientos sobre la salud lleva implícito: conocimiento sobre cómo acceder a la información, cómo preguntar y valorar la misma, así como poder juzgar y tomar decisiones cada día sobre los cuidados de salud, y prevención de enfermedad, para mantener o mejorar la calidad de vida. Estamos convencidos que TTi es una de las herramientas que puede ayudar a los ciudadanos.
TTi es una herramienta gratuita y forma a los ciudadanos en la forma cómo se prueban los tratamientos. El objetivo es involucrar a estos de forma activa en el modo en el que se genera el conocimiento.

Desde la aparición en los años 90 de nuevos antidepresivos, antipsicóticos y medicamentos para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), su consumo ha crecido extraordinariamente hasta la actualidad. Esta prescripción desaforada es debido, principalmente, a la pretensión de afrontar los problemas de la vida cotidiana (duelos, dificultades laborales, desgracias sociales, problemas académicos…) con pastillas. Pero los psicofármacos producen efectos secundarios a corto y largo plazo, no resuelven la causa de los problemas mentales y en muchas ocasiones tiende a cronificarse su consumo. Su uso ha de limitarse a situaciones clínicas concretas, como tratamiento sintomático y revisando permanentemente la posibilidad de reducir su dosis o de suspenderlos definitivamente.

Ante la excesiva medicalización, OCU trabaja para que los pacientes y consumidores hagamos un uso responsable y adecuado de los medicamentos y pruebas diagnósticas. Para ello, el paciente tiene que implicarse en su autocuidado, tener una actitud pro activa, demandar información, ser crítico con el uso abusivo de los fármacos y preguntar por las alternativas. El paciente tiene que ser consciente de que cuando hay una pastilla que viene como anillo al dedo, se puede restablecer ese equilibrio perdido pero a la vez se puede originar una serie de interacciones indeseables. La relación médico-paciente tiene que reconstruirse basada en la capacidad de la escucha médica y en nuestra propia capacidad de cuidarnos tanto física como mentalmente.

Actualmente, la utilización extendida de medicamentos y el riesgo que todo medicamento supone, requiere un uso preciso. En algunos países son uno de los 5 principales motivos de fallecimiento. Son herramientas terapéuticas que exigen su conocimiento detallado tanto del médico prescriptor, como del farmacéutico dispensador, del enfermero administrador y del paciente que lo recibe. Todo orientado a un uso adecuado, pensando en el paciente. Él es imprescindible, debe colaborar en cada etapa, tanto en la decisión farmacoterapéutica como en el seguimiento: si el detecta algún efecto adverso debe comunicarlo a su profesional sanitario o a los sistemas de farmacovigilancia, como www.notificaRAM.es.

La medicalización de la vida, el rechazo al miedo y al riesgo y el refugio en los médicos y en sus actividades y medicamentos, abarca el continuo vivir, desde la concepción a la muerte, pasando por la infancia, la adolescencia, la juventud, la madurez y la ancianidad. Prevalece la opinión del médico, quien despoja a individuos/poblaciones de la capacidad de autocuidado.

La medicalización de la vida daña a los sanos por exceso y, al captar recursos y actividad preventiva, diagnostica y terapéutica, perjudica a los enfermos. La medicalización es una cultura dañina para el individuo y para la sociedad.